
¿Te has sentido alguna vez cansado de la misma rutina todos los días? ¿Cuántas veces has pensado que necesitas un cambio en tu vida? ¿Que quieres algo nuevo, empezar a viajar o trabajar o hacer algo para ti y no para otras personas? Estoy segura de que este pensamiento ha estado en tu cabeza al menos una vez en algún momento.
A nosotros nos ha pasado, sí. Y más de una vez. Simplemente necesitábamos el momento correcto de nuestras vidas. ¿Cuándo fue eso? Hace mas o menos un año cuando empezamos a vivir juntos en Alemania. Ambos teníamos el típico trabajo siendo empleados en una empresa, y yo estaba empezando el último año de mi grado en Relaciones Públicas y Comunicación.
A pesar de nuestras actividades diarias como ir al gimnasio, o de compras, salir con amigos y familia, teníamos ese sentimiento de necesitar más, de que podíamos hacer más. Pero, ¿qué? Básicamente lo que todo lo que hasta ahora solo habíamos soñado. Fácil de imaginar, pero difícil de ver posible. Hablando sobre el futuro, considerando ideas que nos hacían felices y descartando lo que no queríamos nos llevó a la conclusión de que queremos explorar el mundo. Viajar. Dejar el trabajo, dejar el piso e ir a la aventura. Solo necesitábamos más tiempo y ahorrar suficiente dinero. No sabíamos exactamente dónde, cuándo o cómo, pero sabíamos que pronto estaríamos viviendo ese sueño.
El último año en Alemania empezó la cuenta atrás. Pero no pasó tan rápido. Tuvimos suficiente tiempo para darnos cuenta de todo lo que nuestras vidas iban a cambiar. De aclarar más detalles sobre nuestra gran aventura. Para que nuestras familias se hiciesen a la idea. Y yo, de terminar mis estudios y graduarme. La aventura que planeábamos se convirtió en nuestro foco y motivación. Fue un gran año. 6 viajes a Rumanía, 3 a España, 4 bodas, algunos viajes en Alemania, 1 a Praga y el nacimiento de nuestro precioso y querido sobrino. ¡Ha sido genial! Pero mucho más iba a venir. Era tiempo de la gran aventura. Decidimos que dejaríamos el piso a finales de septiembre del 2019. Empezamos a preparar cajas un mes antes, que fue el tiempo justo para terminar la mudanza a tiempo. Ya sabes, lo típico, no sabes cuántas cosas tienes hasta que las tienes que meter en cajas. El 30 de septiembre fue mi último día de trabajo y el día que dimos las llaves a los nuevos inquilinos. No fue fácil, pero era lo que queríamos. Pasamos la siguiente semana con nuestras familias y lo disfrutamos mucho. El 7 de octubre volamos a España, nuestro primer destino. Parte de la aventura, pero también más tiempo familiar antes del viaje largo. Mientras pasaba el tiempo todo fue poniéndose en su lugar y las ideas que una vez estaban solo en nuestras cabezas se hicieron reales. Está pasando, y es más real que nunca. La gran aventura empieza el 9 de noviembre. ¿Dónde? Sudeste asiático... ¡Allá vamos!
Tomar una decisión que te cambia la vida de esta forma puede dar miedo y parecer que está fuera de lugar. Pero todo puede dar un poco de miedo si pensamos demasiado sobre ello. La felicidad es nuestro objetivo principal y luchamos por ello. Todos los riesgos merecen la pena mientras lo que haces te hace feliz.
Y tú, ¿tomarías el riesgo?